jueves, 19 de febrero de 2009

Bohr, la saliva y el punto C

Cada vez que entro en un ascensor recuerdo la teoría atómica de Niels Bohr, donde los electrones (las personas) se distribuyen en orbitales de mínima energía, es decir, si suponemos un ascensor grande como en un edificio de oficinas tenemos:

A) una persona: pulula dentro del ascensor, se da la vuelta, se mira en el espejo, saca tripa si es hombre, la mete si es mujer, habla sola, está como en su casa.
B) dos personas: Hola, Hola, cada una se dirige a una esquina, con el culo pegado a la pared (este es un fenómeno que se ha incrementado en los últimos años)
C) tres o cuatro personas. Cada uno se va a una esquina, siempre con el culo pegado a la pared
D) la quinta persona: dilema; en medio o culo pegado a la pared?, los que optan por culo pegado a la pared (normalmente hombres heterosexuales) se van al lado más largo del ascensor (normalmente el fondo) y hace que las dos personas de las esquinas se alejen un poco, es decir, provoca el movimiento de dos personas que ya estaban dentro a un nuevo nivel de energía más inestable
E) la sexta persona que entra tiene pocas probabilidades de pegar el culo a la pared, y normalmente opta por quedarse en medio. Pero ojo, es un estado inestable, si os fijáis da vueltas, no se está quieto, mueve los pies como diciendo: en cuanto uno salga, me pillo su sitio y pego mi culo a la pared. Hay que pegar el culo como sea, es la primera regla.
F) más de seis personas, los metales, todo el mundo se mueve intentando pegar el culo a la pared, pero te empujan y te quedas en medio y luego vuelves a moverte para que no te vean el culo y que nadie te toque (ilusiones obviamente), este es el estado más inestable y crea sensación de incomodidad

El espacio vital/individual es una cosa muy curiosa, es el espacio en el que todo está bajo mi control, donde yo soy el que decide quien entra y quien no. Hay gente a la que le das abrazos y otros que les das la mano y a otros que les das por culo. Cuando das dos besos, separas el culo, como diciendo, te dejo entrar pero un momento y solo por la parte de la cara, siempre me ha sorprendido eso. Una cosa curiosa es el concepto de lo que somos, de lo que es nuestro y de lo que no. Recuerdo una charla de café donde alguien dijo:" la saliva es tuya y no te da ningún asco mientras esté dentro de tu boca, pero si coges un vaso absolutamente limpio y escupes en él, inmediatamente eso pasa a no ser parte de ti. A todo el mundo le daría asco volverse a beber su propia saliva pero en cambio ha estado en tu boca hace 1 segundo y no te ha dado ningún asco". Se pueden poner otros ejemplos pero mucho más escatológicos que no vienen a cuento

Hay personas que cuando hablan se acercan demasiado y sientes amenazado tu espacio vital y te vas retirando hasta que pegas el culo en alguna pared. La obsesión de los hombres heterosexuales por pegar el culo a la pared (entre los cuales me incluyo) está llegando a límites curiosos, es como si nos creyésemos que los homosexuales pueden mirarnos el culo (cuando todo el mundo sabe que no nos mira el culo ni las tías). En resumen, el espacio vital tiene un centro de masas, una zona de confluencia, un punto C (tengo que investigar más sobre este tema, es interesantísimo).

2 comentarios:

molinos dijo...

jajajajaja...Buenisimo. Bohr tiene cara de querer pegar el culo a la pared también.

Anónimo dijo...

Soy química, y en la vida se me hubiera ocurrido pensar en la teoría atómica de Bohr de ese modo. Y desde que leí tu explicación, no dejo de pensar en ella cada vez que entro en un ascensor.

Y ya que estamos, tengo una amiga/conocida que entra en mi orbita más de lo que debiera. Es de esas personas que se pasan por el forro eso del espacio vital y la burbuja de confort a nuestro alrededor... Vamos, un electrón cojonero que si entrara en un ascensor, en lugar de irse a la otra punta (mínima energía) se situa a 10 cm de tu cara (máximo cabreo). ¿Alguna sugerencia de colisionador, quencheador de bolsillo para lanzarla por efecto fotoeéctrico más allá del infinito? Ya se, esto empieza a parecer el consultorio de Elena Francis, pero por probar...

Susu.