miércoles, 1 de julio de 2009

Del plumbago a Faber-Castell

Al norte de Inglaterra, a orillas del rió Derwent (Significa Robledal en Celta) se sitúa el condado de Cumbria, en concreto la ciudad de Keswick( la primera foto). En este valle, en algún punto entre los años 1500 y 1565, un grupo de pastores de ovejas encontró un mineral de color negro que se podía cortar fácilmente. Además de esto, vieron que se podía usar para marcar a las ovejas sobre su blanca lana. Los químicos de por entonces dedujeron que se trataba de alguna forma de plomo, y lo llamaron plumbago.

Nada más hacerse público el descubrimiento del yacimiento de plumbago, paso ha tener una enorme importancia pues el plumbago se usaba para alinear los moldes de las balas de cañón. Esa es la razón de que la Corona inglesa tomara el control del Yacimiento. Como uso secundario, el plumbago se cortaba en tiras de sección cuadrada y se envolvía en cuero para dar más resistencia, frabicándose los primeros lápices de todo el mundo. El plumbago era en realidad grafito, un compuesto a base de carbono (exactamente la misma composición química de los diamantes, pero con otra estructura molecular), es decir, aquel compuesto negro que se denomino plumbago no tenía ni una sola molécula de plomo. Plomo en inglés es lead, y hoy en día, se denomina lead al grafito que hay dentro de los lápices. En Alemania, lápiz es Bleistift, que significa literalmente palo de plomo.

Inglaterra tuvo el monopolio del grafito (Lápices) durante muchos años. El valor del material era tal que los artistas de la época los tenían que sacar de contrabando. El problema para el resto del mundo era que no se ha encontrado ningún depósito de grafito del tamaño y la pureza que tiene el inglés, por lo tanto, la materia prima estaba exclusivamente en manos de la Corona Británica.

Una pareja de italianos, Simonio y Lyndiana Bernacotti, necesitaban lápices para marcas sus piezas de carpintería, pero estos eran endebles y se rompían con facilidad, así que cogieron una tabla de enebro, le hicieron un agujerito e introdujeron el grafito. Aún así el método era costoso y muy rudimentario, lo mejoraron de la siguiente manera: con dos tablas de enebro, hicieron los surcos, colocaron el grafito y luego pegaron las dos tablas. Este sigue siendo el método de fabricación actual. Pero seguía existiendo el problema del suministro, este recaía en la Corona Británica.

Alemania por otro lado había descubierto nuevos depósitos de grafito pero no con la pureza del grafito inglés. El espíritu empresarial alemán hizo que surgiera un taller para la manufactura de lápices, fundado por Kasper Faber (en 1761). Por esa época, Francia estaba en mitad de las guerras Napoleónicas, por lo que estaba sometida al bloqueo comercial de Inglaterra, lo que significaba a afectos prácticos que Francia no recibía grafito de calidad y se tenía que conformar con yacimientos de muy baja calidad. Napoleón le encargo a un joven capitán del ejercito llamado Nicholas Jacques Conté (lo podéis ver en la foto, el feo y tuerto), que resolviera el problema de los lápices, casi nada. Nicholas sabía que se podía separar el grafito de las impurezas, pero lo que obtenía era polvo de grafito. A partir de ese polvo, lo mezcló con arcilla y lo coció en un horno. El resultado fue que el material obtenido, no solo pintaba, sino que además era más resistente que el grafito puro. Nicholas patenta el invento y a partir de entonces se conoce como "Método Conté".

Kasper Faber sigue con su taller en Alemania, le sucede su hijo Anton, después vino Johan Faber, que para asegurar la expansión del grupo FABER, manda a su hijo a América a fundar una nueva fábrica en New York. Por aquel entonces un americano redescubre (o copia del francés) la mezcla de grafito y arcilla y en una mina Massachussets, un minero monta una fábrica de lápices. Eberhard Faber, se acerca a ver al minero y éste le comenta como consigue obtener unos resultados excelentes en cuanto a calidad (arcilla y grafito) y en cuanto a producción (la fábrica en si). E.Faber vuelve a Alemania donde introduce los cambios aprendidos en América y la fabrica de Nuremberg cambia a producir lápices de grafito y arcilla.

En 1834, un joven Johann Sebastián STAEDTLER, que había trabajado en Nuremberg en la industria del lápiz desde muy joven ( No he podido saber si en la Fábrica de FABER), descubre el lápiz color rojo y en 1835 monta su propia empresa y fábrica con el nombre de STAEDTLER. En 1928, la hermana mayor de Wilhelm von Faber y única heredera de la empresa, la baronesa Ottilie von Faber se casa con el conde Alexander zu Castell-Rüdenhausen, pasando la empresa a llamarse a partir de ese momento FABER-CASTELL.

Porqué me gusta esta historia y porqué la encuentro irónica: Lo ingleses descubren el grafito, los italianos introducen la madera para crear el primer lápiz, los franceses la manera de endurecer el grafito con arcilla y los americanos el modelo productivo, son los alemanes a la chita callando los que montan las empresas y se hacen con el negocio de toda Europa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...de todas formas ningún europeo sabe llevar el lápiz con la elegancia de un español, en la oreja...
Lom

molinos dijo...

Me ha encantado esta historia.